Andrés Alfredo Castrillón Castrillón
Un día de verano en medio de un insólito vendaval murió mi madre. Fue una extraña tarde de junio de torrencial lluvia y abrumadores rayos. “Tiene poca lividez, pero está muerta”, dijo el médico luego de auscultarla, tomarle el pulso, mirarle el reflejo pupilar a la velocidad de la luz y concluir: “Muerte súbita. Feneció de un ataque al corazón”.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados