Enfrentarse a una reforma es uno de los mayores retos de la vida de una farmacia. Si preguntamos a cualquier farmacéutico veterano nos dirá que, a lo mejor, ha vivido dos reformas a lo largo de su vida profesional de 40 años. Una, al principio, cuando compró la farmacia; otra, al cabo de unos 25 años; aunque también afirmará que han hecho “limpiezas de cara” pintando, cambiando algunas góndolas, mejorando la luz… Otro momento de una tercera reforma será cuando su hijo/a se licenció y continuó la labor.
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