Este trabajo propone una relectura de la doctrina clean hands, su estatus normativo y funciones a la luz de su actual migración desde la responsabilidad entre Estados a los contenciosos entre personas físicas y jurídicas y Estados. El examen comparado de los trabajos de codificación y de la jurisprudencia reciente de la Corte Internacional de Justicia ilustran un abandono, cuando menos crisis, de la doctrina clean hands en el marco de la responsabilidad interestatal. Sin embargo, como ya anunciara Miaja de la Muela en 1968, la doctrina clean hands resurge actualmente con fuerza en el arbitraje de inversiones. En paralelo, y mientras la visión pro persona del relator Dugard llevó a la exclusión de la regla en protección diplomática, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos otorga un papel significado –y sesgado– a la doctrina clean hands, como pone de manifiesto la sentencia de Gran Sala de 2020 en el asunto N.D. y N. T. contra España.
This paper examines the clean hands doctrine, its regulatory status, and functions in light of its current migration from inter-State responsibility cases to litigation between natural and legal persons and States. A crisis, if not abandonment, of the clean hands doctrine in the framework of interstate responsibility is perceived when comparing the codification efforts with the recent jurisprudence of the International Court of Justice. However, as Miaja de la Muela foretold in 1968, this doctrine comes on strong in investment arbitration cases. In parallel, while rapporteur Dugard showed a pro-persona approach leading to the exclusion of the doctrine in the diplomatic protection realm, the European Court of Human Rights grants a significant –and biased– role to the doctrine, as evidenced by the 2020 Grand Chamber ruling in the matter N.D. and N.T. v. Spain.
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