Resumen de Caminar del Pueblo de Dios y sinodalidad
- español
La sinodalidad, es camino que realizamos como Pueblo de Dios peregrino en la historia. Desde América Latina sabemos que nuestra región, pese a las luces y sombras entre las que viven nuestros pueblos, tiene una rica historia en esto de caminar juntos. Dentro de las orientaciones sobre la sinodalidad, en general, y la participación activa del Pueblo de Dios, en particular tengamos en cuenta el discernimiento, que es aquella capacidad que nos permite distinguir lo que ayuda de lo que no ayuda, o juzgar qué viene de Dios y qué viene del maligno. Así la relación entre sinodalidad y discernimiento se inscribe en la participación de todos en la misión. El pueblo de Dios para vivir la sinodalidad tiene riesgos y tenta- 35 ciones, pero cuenta con una gran oportunidad que es el discernimiento comunitario para vivir una conversión pastoral en clave misionera y también ecuménica. El Espíritu Santo es el gran protagonista del discernimiento y la sinodalidad, es el que guía al Pueblo de Dios y no nos olvidemos de confiar en el auxilio de María, “Madre de Dios y de la Iglesia, que reunía a los discípulos para invocar al Espíritu Santo” (Hch 1,14), y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés.
- English
Synodality is the path we cross as the People of God, in a pilgrimage throughout history. In Latin America, we are aware that our region, in spite of the lights and shadows our people endure, has a rich tradition in walking together.Within the guidelines on synodality, generally, and the active participation of the People of God, particularly, let us consider sound judgment. This is the ability that allows us to distinguish what is useful from what is not, and to judge what comes from God and what comes from the evil. Thus, the link between synodality and sound judgment relies on the participation of all in our mission.In order to live in synodality, the people of God must face risks and temptations, but it counts on a great opportu-nity such as communitarian discernment to live a pas-toral conversion in a missionary and ecumenical key.The Holy Spirit is the star of discernment and synodality. It is the one who guides the People of God, and let us not forget to trust in the help of Mary, “Mother of God and of the Church, who ‘gathered the disciples together to call upon the Holy Spirit” (Acts 1:14), and thus made possible the missionary explosion that took place at Pentecost celebration.
