Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Resumen de Oveja negra, cordero blanco. La creación de lana para teñir por selección artificial de la oveja doméstica

Víctor Manuel Díaz Núñez de Arenas, Juan José Negro Balmaseda

  • español

    La oveja (Ovis aries) es el primer animal domesticado para consumo en un hito histórico que marca el inicio de la sedentarización de las comunidades humanas al comienzo del Neolítico. Durante milenios, fueron semejantes al muflón asiático (Ovis orientalis), su ancestro salvaje. Las razas primitivas supervivientes en el norte de Europa son oscuras, mudan el pelo estacionalmente, tienen cuernos en ambos sexos y apenas producen lana. Los ancestros de las modernas surgieron hace unos 3.500 años. Se seleccionaron para producir lana blanca, que crece indefinidamente y se colecta anualmente. Este proceso coincide con la invención de las tijeras de esquilar y con el descubrimiento de tintes como la púrpura. Solo la lana blanca puede teñirse de cualquier color, permitiendo trasladar al tejido las mismas señales que quizá antes nos pintábamos con ocre sobre el cuerpo. La oveja, un herbívoro social muy manejable, sumaba al suministro de alimento el de una fibra abrigada y modificable en su color distintiva de quienes la visten. Un lienzo en blanco donde trasponer las expresiones estéticas antes restringidas al cuerpo, al arte rupestre y al mobiliar. De ahí que diversas mitologías contemplen una relación simbólica especial con ellas. La revolución estética propiciada por las ovejas blancas zozobra en el siglo XX con la aparición de nuevas fibras y el abaratamiento de otras. Hoy, los arquetípicos y blancos rebaños característicos de la iconografía occidental tienden a una coloración mixta al devaluarse la lana. Otras especies domésticas con fibras que solo recientemente se han apreciado comercialmente, como las cabras de angora (Capra hircus) o las llamas (Lama glama), siguen un proceso idéntico al emprendido con las ovejas hace milenios para tornarse blancas. Presentamos las implicaciones estéticas que han estimulado la selección artificial de ovejas con lanas blancas desde un punto de vista transdisciplinar. Siguiendo la corriente bioevolutiva, que entiende nuestra conducta estética y sus manifestaciones como parte de nuestra etología, veremos cómo ese largo proceso estuvo incentivado por nuestro deseo de teñir los tejidos para expresar un fenotipo extendido creando una nueva señal social. Esa nueva señalización, operante en el plano de la selección sexual, se va complicando al desarrollarse nuestras capacidades simbólicas y tecnológicas, siendo sintomática del entorno causal en el que se produce.

  • English

    The sheep (Ovis aries) is the first animal domesticated for consumption in a historical milestone marking the onset of sedentarisation of human communities at the beginning of the Neolithic. For millennia, sheep were similar to the Asian mouflon (Ovis orientalis), their wild ancestor. The surviving primitive breeds in northern Europe are dark, moult seasonally, have horns in both sexes and produce little wool. The ancestors of the modern breeds arose about 3,500 years ago. They were selected to produce white wool, which grows indefinitely and is collected annually. This process coincides with the invention of iron shears and the discovery of dyes such as purple. Only white wool can be dyed in any colour, making it possible to transfer to the cloth the same symbols that perhaps were used to decorate human bodies with ochre. The sheep, a very manageable social herbivore, added to its values as food supply that of a warm and colour-modifiable fibre, distinctive of those who wear it. A blank canvas on which to transpose aesthetic expressions previously restricted to the body, rock art and portable art. Hence, various mythologies contemplate a special symbolic relationship with them. The aesthetic revolution brought about by the white sheep collapsed in the 20th century with the appearance of new fibres and the cheapening of others. Today, the archetypal white flocks characteristic of Western iconography tend to a mixed colouring as wool is devalued. Other domestic species with fibres that have only recently become commercially appreciated, such as angora goats (Capra hircus) or llamas (Lama glama), follow a process identical to that undertaken with sheep millennia ago to turn them white. We present the aesthetic implications that have stimulated the artificial selection of sheep with white wool from a transdisciplinary point of view. Following a bioevolutionary perspective, which considers our aesthetic behaviour and its manifestations as part of our ethology, we will see how this long process was stimulated by our desire to dye textiles to express an extended phenotype by creating a new social signal. This new signaling, operating at the level of sexual selection, becomes more complicated as our symbolic and technological capacities develop, and it is symptomatic of the causal milieu in which it occurs.

     


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus