Al igual que Escher y Lovecraft, Borges edificó su propio laberinto, lugar del no lugar, de lo que es y no es, bosque inabarcable, sin principio ni final. Sólo emboscándose hay encuentro, mirada interior, todo y nada, duda y verdad, la poderosa duda, la dolorosa verdad.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados