Argentina
Jacques Lacan sitúa con el aforismo “No hay relación sexual”, un desencuentro estructural que el amor apuesta ilusoriamente a volverlo posible. Op-eración soportada en la pasión de la ignorancia, que por un instante hace de la pareja la ilusión de que el destino los hizo el uno para el otro. Adam ́s rib de George Cukor plantea la pregunta de desde dónde se sostiene una pareja: si desde el reconocimiento mutuo en el plano de la igualdad de los sexos, o desde el reconocimiento del deseo, que introduce la diferencia y la falta. Para Lacan, el amor se pone a prueba enfrentando la castración. Si en el film de Cukor, Amanda pondrá a prueba a su esposo a que done su falta por amor, también ella será puesta a prueba por Adam a que acepte que más allá de la militancia por la igualdad de derechos femeninos, en el plano erótico se requiere la admisión de una “pequeña diferencia”. Diferencia que no es lo mismo planteada a nivel imaginario o real. El reconocimiento en el plano imaginario reanuda la separación y unión hasta el infinito, a menos que se inscriba como falta real que abra a una nueva forma de amor, más curado de las pasiones del ser. En estas comedias de rematrimonio las parejas pasan dos veces por la decisión de elegirse, en una suerte de topología del ocho interior propia del acto logrado: el corte a la fijación a un objeto de goce que obturaba la castración, relanzando así el deseo amoroso
With his dictum “There is no sexual relationship”, Jacques Lacan places a structural disagreement that love illusory bet to make it possible. Sup-ported in the passion for ignorance, for an instant this operation creates to the couple the ilussion that destiny made one to each other. George Cukor’s Adam’s rib raises the question about from where does the couple holds: if it is from mutual recognition in the level of sexual equality, of from the recognition of desire that introduces difference and lack. For Lacan, love is tested by facing castration. If in Cukor ́s film, Amanda will put her husband to the test of offering his lack for love, she too will be put to the test by Adam to recognize that beyond the militancy of equal rights for women, it is required to admit in the erotic level a “tiny difference”. Difference that is not the same raised on an imaginary or on a real level. In the imaginary level, the admition renew the the cycle of separation and union of the couple to infinity, unless it is registered as a real lack that opens to a new form of love more cured from the passions of being. In this remarriage comedies, the copules go through the decision to choose each other twice, in a sort of inner eight topology, proper to an accomplished act: cutting the attachment to an object of joy that seal off castration, so as to relaunch love desire
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