En el presente artículo reflexiono sobre cómo el concepto de “obra” ha llegado a ocupar un lugar determinante en el pensamiento sobre el arte y en el modo de experimentarlo y comprenderlo. Presento igualmente algunos elementos de reflexión sobre la ontología de la “obra” para centrarme en el caso de las obras musicales, “mutantes ontológicos”, que han sido objeto de atención preferente de la filosofía analítica. Esta reflexión, sin embargo, al poner en primer término las consideraciones ontológicas relativas las condiciones de identidad de la obra han acabado desarrollando tesis que renuncian a los componentes estéticos y atentan contra nuestras convicciones y prácticas más asentadas. Por ello, finalmente apelo a la conveniencia de privilegiar un enfoque histórico para comprender que hay más música que obras musicales.
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