La modernidad descubrió al hombre interior pero separándolo del hombre exterior: Se configuró por una parte, un espacio público interno solitario y, por otra, un espacio exterior de la pura exterioridad estatal. Paralelamente, se desarrolla el sujeto moderno, que empezó con el anhelo de libertad y ha terminado en una tiranía interior, en una efectiva auto-posesión. Una labor crítica precede a la reconstrucción metantropológica de un nexo entre el yo interior (foro interno) y su acción exterior, entre las instituciones formales (fuero externo) y la vida real interior de un pueblo. La acción política se hace así posible pues la Ciencia política se convierte en una ciencia de las formas relacionales –eidética- entre la persona (foro interno) y la ciudad.
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