La mujer está ausente de los relatos y las investigaciones sobre Oriente en la época moderna. Casi siempre, si aparece, se la nombra en plural, y si se la juzga, es de forma negativa. Aun así, dentro del panorama de escritores y viajeros europeos que narraron sus experiencias en Oriente destacan tres mujeres, todas ellas blancas y pertenecientes a la aristocracia y la alta burguesía: Lady Montagu, Vita Sackville-West y Gertrude Bell. Sus impresiones resultan muy valiosas por la importancia de su testimonio, pese a que ninguna de ellas puede librarse por completo de la mirada y el sesgo masculinos. Sin embargo, Bell es la primera que, al nombrar a Oriente, lo vuelve mujer, probablemente porque siempre ha representado lo femenino, el espacio expectante y disponible para ser penetrado, poseído y dominado
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