Los dos primeros meses de 1984 han comenzado a suministrar malas noticias sobre el funcionamiento de nuestra economía. Los mensajeros, pues, parten sin alegría a comunicar que las cosas no marchan de acuerdo con los programado. Un tema diferente es el del impacto que esas noticias tienen en la opinión pública. Me atrevería a decir que ésta no reacciona ya contra nadie.
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