Introducción. Aunque los factores de riesgo convencionales del ictus isquémico son numerosos y se conocen bien los mecanismos fisiopatológicos, consideramos que pueden existir otros factores menos habituales y, por tanto, menos estudiados, pero no por eso menos transcendentes. Objetivo. Valorar si existe relación a largo plazo entre sufrir un traumatismo craneoencefálico (TCE) grave y padecer un ictus isquémico. Paciente y métodos. Se realizó un estudio retrospectivo sobre 140 casos de TCE grave asistidos en los últimos 10 años y la presentación tardía, más de un año, de ictus isquémico, y se exigía como requisito no presentar ningún factor de riesgo conocido y que la localización del infarto encefálico fuese ipsilateral y vecina al área cerebral traumatizada. Resultados. Se detectaron únicamente tres pacientes que presentaban un ictus postraumático tardío de localización corticosubcortical en el territorio carotídeo y de mediano tamaño, diagnosticados con un intervalo de tiempo que osciló entre 11 y 16 meses. Conclusiones. Sobre la base de la fisiopatología propuesta para explicar los factores etiológicos de enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o la epilepsia postraumática, entre otros, encontramos razones para considerar al TCE grave como un factor predisponente más del ictus isquémico tardío, con la importancia medicolegal que esto conlleva. Se necesitarán casuísticas más amplias para asentar nuestra propuesta.
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