Aunque el concepto aristotélico de prudencia tiene su origen más próximo en los diálogos platónicos, es indudable que recoge también, como observó Aubenque, el primitivo sentido de un saber a la medida del hombre, un saber de las cosas humanas. Algunos versos de la tragedia, especialmente de Antígona, muestran esa necesidad de deliberar con lentitud para tomar decisiones moderadas y prudentes, que son la primera condición de la felicidad.
Although the Aristotelian concept of prudence has its closest origin in the Platonic dialogues, it is unquestionable that it also includes, as Aubenque observed, the primitive sense of a knowledge measured to man, a knowledge of human affairs. Some verses of the tragedy, especially Antigone, show a need for deliberating slowly in order to make moderate and prudent decisions, which are the first condition of happiness.
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