Inés Rodríguez y Mikel Iriarte —amigos míos de los buenos tiempos (y bastante rojillos)— me advirtieron que me equivoqué en una reseña aparecida en mientrastanto.e (y me enviaron el libro a la mañana siguiente).
Era el libro de Tussy o Eleanor Marx (1855-1897). Sus allegados cuentan que Marx en los últimos años tuvo sólo dos aficiones: su afecto por Tussy y la terminación de El Capital. Al día siguiente del entierro de Marx, en 1885, Eleanor implicó a todos los revolucionarios de Europa en la edición de los escritos de su padre.
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