El siguiente escrito ofrece una reflexión en torno a la importancia del lenguaje en su realización más propia, a saber, el encuentro con el otro en la conversación. Procura un contrapunto entre la lectura que hace el filósofo alemán Martín Heidegger en Hölderlin y la esencia de la poesía y el lugar que le otorga Freud al poeta en el Malestar en la cultura. Destaca el esfuerzo del trabajo con el lenguaje, el más cándido y peligroso de los bienes, y la labor del poeta como artesano que deconstruye con palabras el silencio eterno de los dioses y funda el ser del hombre en tiempos de crisis.
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