En este texto voy a dedicar algunos comentarios a los imaginarios animales medievales y a sus representaciones, en general, pero mi interés se centra en los perros y gatos, cuyas representaciones muestran las distintas funciones y significados que para la mentalidad medieval tenían. Es necesario entender que, para las gentes del medioevo, la naturaleza y lo sobrenatural estaban íntimamente conectados, que había infinitas correspondencias, y que los animales estaban cargados de significaciones mágico-místicas que los convertían, más allá de sus características y hábitos propios, en símbolos de otra cosa. El mundo visible y el invisible se juntaban, el cosmos y el microcosmos, dios y los seres humanos, la moral y la fe, estaban inextricablemente unidos y conformaban la cosmovisión medieval. Todo podía ser visto como un signo de otra cosa, y debía ser interpretado: el vuelo de un pájaro, un animal que se atravesaba en el camino, dependiendo de su color y actitud, podía significar la presencia de ángeles o demonios en el trayecto de la vida de cualquiera. Los imaginarios animales en la Edad Media, participaban de esa percepción de la realidad imbuida de significados trascendentes, y conducían a la necesidad de asignarles propiedades y atributos tanto negativos como positivos, muchas veces ambivalentes, e incluirlos en rituales de expiación y purificación.
In this text I am going to dedicate some comments to imaginary medieval animals and their representations, in general, but my interest is focused on dogs and cats, whose representations show the different functions and meanings that they had for the medieval mentality.It is necessary to understand that, for the people of the Middle Ages, nature and the supernatural were intimately connected, that there were infinite correspondences, and that animals were charged with magical-mystical meanings that made them, beyond their own characteristics and habits, into symbols of something else. The visible and the invisible world come together, the cosmos and the microcosm, God and human beings, morality, and faith, were inextricably linked and made up the medieval worldview. Everything could be seen as a sign of something else and had to be interpreted: the flight of a bird, an animal that got in the way, depending on its color and attitude, could mean the presence of angels or demons on the path of anyone's life. Animal imaginaries in the Middle Ages participated in this perception of reality imbued with transcendent meanings and led to the need to assign them both negative and positive properties and attributes, often ambivalent, and include them in expiation and purification rituals.
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