La enfermedad de Hodgkin fue descrita por primera vez en 1832, se conoce también como linfogranuloma maligno y es una de las entidades hematológicas de gran progreso en las últimas décadas.
Tradicionalmente incluida entre las enfermedades neoplásticas, ofrece rasgos muy especiales, que permiten juzgarla como un proceso singular.
Constituye la hemopatía maligna clásica que más se ha beneficiado con los progresos de la irradiación y de la moderna quimioterapia antineoplásica.
Los linfomas malignos no Hodgkin constituyen un grupo heterogéneo de tumores primitivos de los ganglios linfáticos, o de otras estructuras linfoides, que se caracterizan por la proliferación neoplásica de linfocitos en grados diversos de maduración o, con mayor frecuencia, de histiocitos.
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