Seveso, Bhopal, Enschede, Fukushima... Todos recordamos ejemplos de accidentes o de incidentes que han tenido un gran impacto en el medio ambiente, han afectado a familias enteras y han puesto en peligro la actividad económica de un territorio. Catástrofes que no pueden explicarse únicamente por el comportamiento inadecuado de los operadores, sino que fueron producto de una acumulación progresiva de deficiencias en la organización.
Efectivamente, los investigadores revelaron que algunos de ellos han sido debidos a una «cultura de preventiva deficiente o pobre», como uno de los factores existentes en la organización. Surge entonces en el primer plano el concepto de «cultura de seguridad», un concepto que, se ha ido expandiendo progresivamente, dando lugar a sentidos y acciones diversos.
Este artículo se basa en la tesis del ICSI (Institut pour la culture de la sécurité industrielle), recogido en su manual «Lo esencial de la cultura de seguridad», fruto de un largo proceso de investigación académica de reflexiones realizadas dentro de un grupo de intercambio de experiencias entre sus miembros y colaboradores internos. He de reconocer que me voy a basar en este texto y voy a usar sus más que expresivos gráficos.
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