Patricio López Jaramillo, José López López, Maria Camila Tole, Daniel D. Cohen
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo la causa principal de muerte a nivel mundial, con una gran significación en términos de morbilidad, mortalidad, incapacidad y reducción de la calidad de vida. La prevalencia global de factores de riesgo cardiovascular (CV), tales como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión, dislipidemia y obesidad ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, particularmente en los países con rentas bajas-medias, previéndose que se incremente rápidamente en los a˜nos venideros a medida que la población envejezca, originando un incremento de las ECV y la mortalidad asociada. De hecho, los datos procedentes del estudio sobre carga global de la enfermedad muestran que la mortalidad CV, los a˜nos de vida ajustados por discapacidad (DALY), y los a˜nos de vida perdidos (YLL) asociados se han incrementado de manera constante, y casi doblándose desde 1990 a 2019. La evidencia reciente prueba la existencia de una asociación inversa entre la fuerza de agarre (HGS), como indicador de la fuerza muscular global, y la mortalidad por todas las causas, la mortalidad CV y el desarrollo de diversas enfermedades crónicas. Estas asociaciones han sido demostradas recurrentemente durante todo el periodo de vida, comenzando en la escuela, y prosiguiendo durante toda la vida adulta. La evidencia creciente indica enfáticamente que la HGS es un factor predictivo temprano de enfermedades crónicas en poblaciones premórbidas, y un objetivo terapéutico para la prevención de las ECV. Los ensayos clínicos recientes han reflejado de manera consistente que el ejercicio de resistencia, que incrementa la fuerza, y potencialmente la masa muscular, mejora considerablemente el control de los factores conocidos de ECV, reduce el riesgo de muerte por todas las causas, y la mortalidad cardiovascular. En esta revisión exploramos la última evidencia relativa a la asociación entre la fuerza muscular baja y las diversas alteraciones metabólicas, junto con las intervenciones que podrían mejorar los factores de riesgo cardiometabólico, incrementando a la vez el estado muscular.
Cardiovascular diseases (CVDs) remain the leading cause of worldwide death, accounting for significant morbidity, mortality, disability, and reduced quality of life. The global prevalence of cardiovascular (CV) risk factors, such as type 2 diabetes mellitus, hypertension, dyslipidemia, and obesity, has grown exponentially in the last decades, particularly in lowmedium income countries, and it’s projected to increase rapidly in the coming years as the population progressively ages, leading to increased cardiovascular disease (CVD) and associated mortality. In fact, data from the global burden of disease study shows that CV mortality, associated disability-adjusted life years (DALYs), and years of life lost (YLL) have increased steadily, nearly doubling from 1990 to 2019. Recent evidence proves the existence of an inverse association between hand grip strength (HGS), as a proxy for global muscle strength, with all-cause mortality, CV mortality, and the development of several chronic diseases. These associations have been demonstrated recurringly across the entire lifespan, beginning in childhood, and carrying on throughout adult life. Mounting evidence strongly indicates that HGS is an early predictor of chronic disease in premorbid populations and a therapeutic target for CVD prevention. Recent clinical trials have consistently shown that resistance exercise, which increases strength and potentially muscle mass, significantly improves the control of known CVD risk factors, reduces the risk of all-cause death and cardiovascular mortality.
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