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Los enemigos de la democracia

    1. [1] Universidad de Granada

      Universidad de Granada

      Granada, España

  • Localización: Revista de Estudios Globales (REG): Análisis Histórico y Cambio Social, ISSN-e 2697-0511, Vol. 2, Nº. 4, 2023 (Ejemplar dedicado a: Las fisuras de la democracia), págs. 101-177
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • The enemies of democracy
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Este ensayo pretende reexaminar y en cierto modo aspira a revitalizar el inagotable debate sobre la crisis de las democracias contemporáneas. La tesis funda¬mental es que las teorías de la crisis en general y las de la democracia en particular, desde las ya clásicas de Frankfurt hasta ciertas corrientes neomarxistas y poskeyne¬sianas, han subestimado como fuerzas socialmente estratégicas a la tríada capital, capitalistas y mercado (y su dinámica expansiva virtualmente ilimitada), al mismo tiempo que han confiado excesivamente en la capacidad política de gobernabilidad del Estado normativo y de las instituciones supranacionales (relativizando, de paso, el tour de force que existe entre ambos niveles de gobierno). La ciencia política y la sociología predominantes continúan, por regla general, paralizadas en incalculables intentos de modelizar las preferencias de los electores y de los partidos, y en sub¬rayar encarecidamente las «guerras culturales» en los campos de batalla políticos, ensombreciendo, de ese modo, los contingentes vínculos y las contradicciones his¬tóricas que hay entre el mundo de las ideas, las sensibilidades individuales y co¬lectivas y las relaciones económicas. El liberalismo «moderado» y cosmopolita del procónsul de Washington, Francis Fukuyama, sigue dominando el discurso público de un amplio espectro político. Para este politólogo, mientras que en las democracias capitalistas el incrementalismo del resentimiento y la furia social se debe al frustrado anhelo de reconocimiento y a un sentido de humillación de la ciudadanía política, en el resto del mundo, los gobiernos autoritarios y el «imperialismo rojo» continúan frenando el lógico desarrollo de la democracia liberal. Se concluye con cuatro ideas generales que desentonan con este discurso político dominante; primero, el malestar de las instituciones democráticas y de la democracia en general es el resultado de una decadencia global de las sociedades posindustriales; segundo, el ascenso meteó¬rico y ecuménico de partidos políticos de extrema derecha, chovinistas y xenófobos (los émulos de la democracia liberal) no es un accidente de la historia, su origen ar-queológico debe buscarse entre los restos de ruinas sociales que ha dejado a su paso el terremoto neoliberal. Tercero, las condiciones de inestabilidad e incertidumbre de la década de 1970, iniciadas en Estados Unidos y pronto extendidas por todo el mun¬do, crearon las condiciones subyacentes objetivas para que las fuerzas subjetivas de las ideas neoliberales fueran capaces de influir directamente sobre el conjunto de la sociedad. La «democracia del consumidor» de von Mises y la «justicia de mercado» de Hayek, tan extraordinariamente dominantes en el mundo actual, eran ideas de¬masiado secas, demasiado impenetrables, que requerían ser destiladas y mezcladas apelando a valores tradicionales tales como la religión, la familia o el nacionalismo, con el fin de penetrar y cubrir los niveles inferiores de la estructura social. El éxito de la batalla de las ideas neoconservadoras se debió, precisamente, a esta síntesis política, verificando además la estéril y secular oposición entre la superestructura ideológica y política y las bases materiales para la reproducción social. Y, por último, invocar a los pensadores de la Ilustración y particularmente al cuerpo de ideas libe¬rales para apoyar las medidas antisociales de los regímenes neoliberales, ignorando, además, la enorme distancia que separa sus modelos teóricos de nuestra realidad supone, cuanto menos, un anacronismo y una tergiversación ahistórica.

    • English

      This essay aims to reexamine and in a certain way to revitalize the inex¬haustible debate on the crisis of contemporary democracies. The fundamental thesis is that theories of crisis in general and those of democracy in particular, from the clas¬sic Frankfurt theories to certain neo-Marxist and post-Keynesian currents, have un¬derestimated the triad of capital, capitalists and market (and their virtually unlimi¬ted expansive dynamics) as socially strategic forces, while at the same time they have relied excessively on the political capacity for governability of the normative state and supranational institutions (relativizing, in passing, the tour de force that exists between both levels of government). Mainstream political science and sociology con¬tinue, as a general rule, to be paralyzed in incalculable attempts to model voter and party preferences, and to emphasize strongly the «culture wars» on the political ba¬ttlefields, thereby overshadowing the contingent links and historical contradictions between the world of ideas, individual and collective sensibilities, and economic re¬lations. The «moderate» and cosmopolitan liberalism of Washington proconsul Fran¬cis Fukuyama continues to dominate public discourse across a broad political Spec¬trum. For this political scientist, while in capitalist democracies the incrementalism of resentment and social anger is due to a frustrated yearning for recognition and a sense of humiliation of political citizenship, in the rest of the world, authoritarian governments and «red imperialism» continue to hold back the logical development of liberal democracy. This paper concludes with four general ideas that challenge the dominant political discourse; first, the malaise of democratic institutions and of democracy in general is the result of a global decadence of post-industrial socie¬ties; Second, the meteoric and ecumenical rise of extreme right-wing, chauvinist and xenophobic political parties (the rivals of liberal democracy) is not an accident of history; its archaeological origin must be sought among the remains of social ruins left in its wake by the neoliberal earthquake. Third, the conditions of instability and uncertainty of the 1970s, which began in the United States and soon spread throu¬ghout the world, created the underlying objective conditions for the subjective forces of neoliberal ideas to directly influence society as a whole. The «consumer democra¬cy» of von Mises and the «market justice» of Hayek, so extraordinarily dominant in today’s world, were ideas too arid, too impenetrable, which needed to be distilled and mixed by appealing to traditional values such as religion, family or nationalism, in order to penetrate and cover the lower levels of the social structure. The success of the battle of neoconservative ideas was due, precisely, to this political synthesis, also verifying the sterile and secular opposition between the ideological and political su¬perstructure and the material bases of social reproduction. And, finally, to invoke the thinkers of the Enlightenment and particularly the body of liberal ideas to support the antisocial measures of the neoliberal regimes, ignoring, moreover, the enormous distance that separates their theoretical models from our reality is, to say the least, an anachronism and an ahistorical misrepresentation.


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