"¡Amor mío! - le escribe la bellísima Elena a Salvatore al final de "Cinema Paradiso"-, encuentro tu nombre por todas partes [...], te tengo siempre en mi pensamiento". Cuando la persona amada se va, nunca se va sin más: aunque ya no esté, su nombre resonará por toda parte, como escribe Elena, y su recuerdo aprisionará la mente de quien la amó durante un tiempo. Es decir, al irse, la persona amada no solo deja un vacío, sino su ausencia, su no-estar.
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