Leioa, España
Entiendo la escultura como medio y fin a la vez, para llevarla a un ámbito de representación de los modos de la identidad radicalizando los modos de operación. Partiendo de un posicionamiento respecto a las políticas del cuerpo femenino que se mueve entre una muy buscada ambigüedad enunciativa y una extrema asunción productiva de mi propia entidad física como mujer, sumerjo al espectador en un mundo invertido de signos materiales, que hace arquitectura de los procesos de objetualización de mi propia condición femenina. Metáforas de identidad como la casa, o la lencería, como piel arquitectónica, me sirven, así, para desplegar una serie de estrategias discursivas que, mediante alicatados de suelo, pared y de objetos de higiene íntima (bidés); moldes del interior de mi propia vagina y revestimientos de esmalte vidriado, producen un sutil cortocircuito de significaciones, dado por la confrontación entre una retórica de la belleza visual y la remisión a unos procesos de producción escultórica e instalativa heterodoxos. Con ello, establezco una curiosa y extrañante política de la visualidad que no es sino una sofisticada política de la femineidad en nuestro mundo actual, articulando mi propuesta como desafío interpretativo que subyuga por una capacidad pregnante, al tiempo que por una ambivalente deconstrucción de las tácticas de producción erótica del sujeto mujer.
I understand sculpture as a means and an end at the same time, to take it to a field of representation of the modes of identity radicalizing the modes of operation. Starting from a position regarding the politics of the female body that moves between a much sought after enunciative ambiguity and an extreme productive assumption of my own physical entity as a woman, I immerse the viewer in an inverted world of material signs, which makes architecture of the processes of objectification of my own feminine condition. Metaphors of identity such as the house, or lingerie, as architectural skin, serve me, thus, to deploy a series of discursive strategies that, through tiling of floor, wall and objects of intimate hygiene (bidets); Molds of the interior of my own vagina and glazed enamel coatings produce a subtle short circuit of meanings, given by the confrontation between a rhetoric of visual beauty and the reference to heterodox sculptural and installation production processes. With this, I establish a curious and strange politics of visuality that is nothing but a sophisticated politics of femininity in our current world, articulating my proposal as an interpretative challenge that subjugates by a pregnant capacity, while by an ambivalent deconstruction of the tactics of erotic production of the female subject.
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