En diciembre de 2019 surgió un nuevo coronavirus, muy virulento y que provocaba un cuadro severo a nivel respiratorio. La falta de experiencia con esta nueva enfermedad, unida a su gravedad y alta mortalidad, hizo que se utilizaran una gran cantidad de medicamentos sin experiencia y se investigara sobre nuevas terapias específicas para combatirlo. Los primeros medicamentos que se utilizaron fueron antirretrovirales, usados habitualmente para el tratamiento del virus de la inmunodeficiencia humana, y antiparasitarios, por su actividad inmunosupresora. Además, debido a la neumonía que producía este nuevo virus se utilizaban antibióticos por el riesgo de sobreinfección bacteriana, además de corticoides. Posteriormente, se comenzaron a usar terapias inmunomoduladoras como interferones, anticuerpos monoclonales o moléculas pequeñas dirigidas contra dianas implicadas en el proceso de la inflamación. Durante todo este tiempo surgieron nuevas terapias como remdesivir, cuyas pautas de uso fueron cambiando a lo largo de los meses. En enero de 2022 cambió el paradigma de tratamiento de esta enfermedad, ya que se incluyeron nuevas alternativas terapéuticas tanto para el tratamiento de esta enfermedad como para su prevención, como son sotrovimab, casirivimab-imdevimab o nirmatrelvir/ritonavir. Desde este momento, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios publicó una serie de recomendaciones de utilización de estos nuevos medicamentos, que se han ido actualizando hasta la fecha. En este artículo hacemos una revisión de los tratamientos utilizados desde el inicio de la pandemia hasta enero de 2023.
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