La invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero de 2022 no es sino un capítulo más de una guerra que se remonta, al menos, a 2014, año en el que se produjo la anexión de la península de Crimea y el Kremlin tomó el control de parte de la región del Donbás.
Tras los combates del último año y la relativa ralentización de las operaciones militares con la llegada del invierno, están abiertas todas las opciones de intensificación de los combates en las próximas semanas. El resultado de los mismos dependerá de las fuerzas remanentes de ambos contendientes. Rusia habrá aprovechado la pausa para reponerse de los reveses sufridos en los meses precedentes. Ucrania, por su parte, tendrá que esperar la llegada de los refuerzos prometidos por el núcleo de países que la apoyan.
En todo caso, estamos abocados a un conflicto de larga duración.
The invasion of Ukraine on February 24, 2022, is just one more chapter in a war that dates back, at least, to 2014, the year in which the Kremlin annexed the Crimean Peninsula and took control of part of the Donbas region.
After the fighting of the last year and the relative slowdown in military operations with the arrival of winter, all options for the resumption of fighting are open in the coming weeks.
The result of these combats will depend on the remaining forces of both contenders.
Russia will have taken advantage of the pause to recover from the setbacks suffered in the preceding months. Ukraine, for its part, will have to wait for the reinforcements promised by the core of countries that support it.
In any case, we are headed for a long-term conflict.
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