El Partido Comunista de China (PCCh) ha impulsado un proceso de resinización de la diáspora china con el objetivo de incrementar sus vínculos con la República Popular y, en última instancia, ayudar a garantizar los intereses estratégicos de Pekín, especialmente los relacionados con la diplomacia pública y la modernización tecnológica.
El gigante asiático es consciente de que, convirtiendo a los miembros de la diáspora en diplomáticos de facto, puede contar con una importante herramienta para atraer capital, know-how y talento, así como para proyectar sus valores e ideas en el extranjero. De esta forma, se produce un triple cruce de fronteras entre China y el exterior: identitario, tecnológico-científico y cultural.
The Chinese Communist Party (CCP) has promoted a process of re-sinicization of the Chinese diaspora with the aim of increasing its ties with the People’s Republic of China and, ultimately, helping to guarantee Beijing’s strategic interests, especially with regard to the public diplomacy and the technological modernization. In other words, by turning the diaspora members into “de facto diplomats”, China has an important tool to attract capital, know-how and talent, as well as to project its values and ideas onto the international order. In this way, there is a multiple border crossing between China and overseas countries: ideational, technological-scientific and cultural.
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