La razón que justifica mi intervención para presentar a la Prof. Ana Mohino, no es tanto mi condición de Maestro suyo, sino su condición de ser ella mi discípula predilecta. Esta valoración tengo la satisfacción de proclamarla, con frecuencia, en privado y en intervenciones públicas.Está unida a mí desde hace 28 años. La conocí muy jovencita, como alumna de un curso de Doctorado que yo impartía y, desde el primer momento, detecté de forma diáfana que era una «pura sangre universitaria».
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