Borough of State College, Estados Unidos
Este artículo explora la vinculación de Viaje a la aldea del crimen (1934), de Ramón J. Sender, al género testimonial. Para ello, se analizan las funciones retóricas de dos episodios cercanos a la fantasía y a la ciencia ficción que parecen romper con la verosimilitud de la obra. Esta ruptura podría desvelar los límites de dicha vinculación. En su forma de libro, este texto se desarrolló a partir de una serie de reportajes periodísticos realizados in situ pocos días después de los llamados sucesos de Casas Viejas (1933), que hicieron tambalearse la coalición republicano-socialista durante la Segunda República. El primer episodio sobrenatural le permite al narrador, a través de un viaje al pasado, convertirse en un testigo presencial de los acontecimientos, no solo de oídas (como lo fue el mismo Sender). El segundo presenta un diálogo entre el narrador y la estatua conocida como María Mármol, quien interpreta los sucesos como un síntoma de una lucha de clases secular. Estos dos elementos aparentemente disruptivos sirven para enfatizar el estilo realista predominante en el relato, que valida la autoridad de la voz testimonial del narrador y su referencialidad fáctica. El análisis de esta paradoja estilística podría ayudar a esclarecer los fundamentos de lo que Manuel Aznar Soler llama hilo rojo; el realismo revolucionario de los años 30 en España que, de manera análoga al testimonio moderno, buscaba transformar la realidad, no meramente retratarla.
This article explores the correlation between Viaje a la aldea del crimen (1934), by Ramón J. Sender, and the testimonial genre. To this end, it examines the rhetorical functions of two passages close to fantasy and science fiction that seem to break with this work’s authenticity. Such a rupture could reveal the limits of this linkage. In its book form, this text developed from a series of journalistic reports that the author carried out in the aftermath of the so-called Casas Viejas incident (1933), which shook the republican-socialist coalition during the Second Spanish Republic. The first supernatural episode allows the narrator to travel to the past and, in doing so, he becomes an eyewitness to the events, not just a hearsay witness (as Sender himself was). The second one portrays a dialogue between the narrator and the statue known as María Mármol, who interprets the events as a symptom of a centuries-old class struggle. These two apparent disruptive elements serve to emphasize the predominant realistic style of the account, which validates the authority of the narrator’s testimonial voice and his factual referentiality. The analysis of this stylistic paradox could help clarify the foundations of what Manuel Aznar Soler calls hilo rojo [red thread]; the revolutionary realism of the 1930s in Spain that, akin to modern testimony, sought to transform reality, not merely portray it.
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