En 1990 Deleuze defendía ante Negri su fidelidad al marxismo, esto es, la idea de que la filosofía política debe ponerse por tarea el análisis y la crítica del capitalismo. Defendía también, con todo, una reevaluación de sus objetos y sus instrumentos en favor de una tipología diferencial de macro y micro-agenciamientos, como determinantes de la vida social. Sustituir las infraestructuras por la vida o el deseo, como dimensión constituyente de las formaciones de poder, no implicaba en principio renegar de Marx, pero ciertamente levantaba el problema del tipo de lucha que semejante desplazamiento en la teoría podía llegar a producir al nivel de la praxis. Las líneas de fuga (y no las contradicciones de una sociedad), las minorías (por las clases), las máquinas de guerra (contra el aparato de Estado), no implicaban un cambio en el cuadro conceptual del análisis sin implicar al mismo tiempo una profunda renovación de las cuestiones que contornan la práctica militante. El presente trabajo busca explorar, en este sentido, una idea de lucha política que, más allá de su sobredeterminación historicista, se muestre capaz de acoger la imponderabilidad de nuevos saberes, nuevas técnicas y nuevos datos políticos.
In 1990, Antonio Negri pointed out some problems with Deleuze’s political philosophy. Substituting infra-structures for life or desire, as constitutive dimensions of power formations, did not imply giving up on Marx, but it certainly did imply a change in the table of conceptual analysis and a profound renovation of the questions that pertain to militant praxis. Taking this into account, we intend to explore the sense of a rare fidelity to Marx, and a certain idea of intellectual commitment that, reframing its objects and its instruments, pretends to renew political thinking in order to confront the unforeseeability of new knowledge, new techniques and new political facts.
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