Es poco probable que nadie se pregunte cómo se recupera el blanco de la ropa de trabajo. O, cómo destaca la pintura de la pared de una sala recién decorada. Esa apariencia ‘impecable’ se puede encontrar en una variedad de artículos para el hogar, desde cosméticos y loción solar, hasta el papel de impresora y el azúcar de la azucarera. Son el resultado de un pigmento poco conocido que se usa en casi todas partes. Se llama dióxido de titanio.
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