Este artículo se desprende de una investigación más amplia, cuya finalidad es dar cuenta de la transición de las instituciones misionales a las propias de una iglesia diocesana en la península de Baja California, durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX. En este caso centro mi atención en los últimos años de presencia dominica en esos territorios, cuando la presidencia de las misiones fue ocupada por el padre Gabriel González, un personaje recordado por la historiografía local por comportarse más como un caudillo que como un misionero. Me interesa mostrar cómo, durante su gobierno eclesiástico, atravesado por la guerra entre México y Estados Unidos, tuvo lugar un proceso que no sólo implicó el desmantelamiento de las instituciones misionales, sino también el comienzo de una iglesia diocesana, cuya finalidad ya no era la evangelización de los indígenas sino administrar la vida espiritual de la “gente de razón”, por lo que la función de las misiones y los misioneros fue reemplazada por la de curas párrocos, aunque la autoridad episcopal en la península no logró consolidarse sino más de un siglo después.
This article emerges from a bigger investigation, whose purpose is to account for the transition from missionary institutions to those of a diocesan church in the Baja California peninsula, during the second half of the 19th century and the first half of the 20th century. In this case, I focus my attention on the last years of the Dominican presence in those territories, when the presidency of the missions was occupied by Father Gabriel González, a character remembered by local historiography for behaving more like a caudillo than a missionary. I am interested in showing how, during his ecclesiastical government, crossed by the war between Mexico and the United States, a process took place that not only implied the dismantling of missionary institutions, but also the beginning of a diocesan church, whose purpose was no longer the evangelization of the natives but to administer the spiritual life of the "people of reason", for which the function of the missions and missionaries was replaced by that of parish priests, although the episcopal authority in the peninsula was not able to consolidate itself for more than a year. century later.
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