El presente trabajo dialoga con la puesta en escena de una de las obras más personales y autobiográficas de Jimena Márquez. El complejo acontecimiento teatral, que elabora la directora a partir de una nota autobiográfica, invita —y casi que obliga— al espectador a ingresar en un mundo en donde las fronteras entre la ficción y la realidad son, por lo menos, difusas. A medida que avanza la obra, se desdibujan de forma gradual y convincente los límites de la ficción. El público es advertido desde el inicio sobre el carácter pseudoconferencista de lo que va a ver. El devenir de los acontecimientos lo sumerge, sin embargo, en una ficciónque, hasta momentos previos al final, ignoraba y daba por verdad.
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