En la actualidad, “las políticas de transición energética ya anunciadas en Europa y Norteamérica, las incertidumbres sobre el suministro y los riesgos geopolíticos vinculados a Rusia se han combinado para acelerar el descenso del consumo mundial de petróleo”. La reducción de la demanda global de petróleo estará impulsada por la electrificación del parque automovilístico, el transporte de mercancías por carretera y los edificios en las economías avanzadas.
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