Es “un golpe de Estado de más”, según la ministra senegalesa de Asuntos Exteriores Aïssata Tall Sall. Después de los de Malí, Burkina Faso y Guinea, el del 26 de julio en Niamey suscita una agitación inédita en África y en las grandes capitales del mundo. Níger es, en efecto, un país clave en la lucha contra el yihadismo en el Sahel. Además, el pronunciamiento es indicativo una evolución en las relaciones de la región con la democracia y Occidente.
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