Jean-Arnault Dérens, Laurent Geslin
Austriaca hasta principios del siglo XX, después italiana, luego yugoslava y finalmente dividida entre Eslovenia y Croacia, Istria tiene una maraña de fronteras, fácilmente franqueables por las personas migrantes que acaban en Trieste. Para justificar su devolución, el gobierno italiano recurre a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, olvidando que la minoría eslovena (comunista o cristiana) fue ampliamente perseguida.
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