En la evolución humana encontramos dos procesos: el proceso de hominización y el proceso de humanización (Jordana 1988, pág. 97) (Polo, 2016, pág. 9). El primero se refiere a los cambios morfológicos que culminan en el H sapiens y el segundo se refiere a los logros culturales conseguidos. Hasta fines del siglo pasado se pensaba que los logros culturales de tipos de homínidos como los Australopitecos, los H. habilis y H. erectus obedecían al conocimiento sensorial, en concreto a la operación cognoscitiva de la imaginación la cual no requiere de la abstracción para pensar de modo sensorial. Solo se reconocía el pensamiento intelectual en el H. sapiens incluyendo el H. sapiens arcaico por el pensamiento simbólico que reflejan obras y comportamientos tales como el arte rupestre y el enterramiento de muertos asociados con ellos. El conocimiento sensorial se refiere a la asociación imaginativa y al uso del razonamiento condicional más rudimentario: si A entonces B (Polo, 2016, pág. 17). Sin embargo los descubrimientos en arqueología experimental de las dos últimas décadas reclaman el conocimiento abstracto para la fabricación de herramientas más antiguas de hace 3.3 millones de años (Byrne, 2018, en imprenta) (Harman et al, 2015, pág. 310). ¿Qué validez filosófica tienen esos avances arqueológicos? ¿Cómo se integran dichos avances en la antropología transcendental de Polo? El presente artículo es una breve respuesta a estas preguntas.
Two different processes are found in human evolution: the process of hominization and the process of humanization (Jordana, 1988, p. 97) (Polo, 2016, p.9). The first refers to the morphological changes that culminate in H sapiens and the second refers to the cultural achievements. Until the end of the last century it was thought that cultural achievements of hominid types such as Australopithecines, H. habilis and H. erectus obeyed to sensitive knowledge, specifically the cognitive operation of the imagination which does not require the abstraction to think in a sensory way. Intellectual thought was only recognized in H. sapiens including the archaic H. sapiens because of the symbolic meaning associated with works and behaviours such as rock art and burials. Sensitive knowledge refers to the imaginative association and the use of the most rudimentary conditional reasoning: if A then B (Polo, 2016, p. 17). However, the discoveries in experimental archaeology of the last two decades claim abstract knowledge for the manufacture of the oldest stone tools known which date to 3.3 million years ago (Byrne, 2018, in press) (Harman et al, 2015, p. 310). What philosophical validity have these archaeological advances? How are such recent advances integrated into Polo's transcendental anthropology? This article is a brief answer to these questions.
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