El nacionalismo es, en principio, una idea. Una idea que, en su mejor percepción, trasciende orígenes étnicos, lingüísticos o de clase, e identifica una diversidad cultural bajo el manto de un proyecto solidario común. En México, y en el conjunto de América Latina, es algo que no hemos conseguido de manera definitiva. Voluntad y cultura son los ingredientes necesarios para consolidar esa idea, en este sentido, el propósito de este ensayo es hacer visible la secuencia cultural subterránea entre Tlacaélel, quien fundara el proyecto cultural y civilizatorio mexica en el curso del siglo XV, Antonio Valeriano, con Guadalupe en el Tepeyac, en el siglo XVI y José Vasconcelos con su proyecto educativo y su pertinencia en nuestros días para la consolidación de la idea de una verdadera nación en México, plural e incluyente simultáneamente, es el propósito de este ensayo.
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