Liera pone en el escenario a la víctima con su victimario; despliega algunas de sus diferentes estrategias y diversos desenlaces: crimen, locura, suicidio al punto que el escenario se transforma en escena de crimen en los cuatro paneles que conforman “Dulces compañías”. Por ellos es necesario ver con detenimiento cada una de las piezas, descubrir las motivaciones de los personajes. Estas pueden ser vistas como algo muy peculiar, algo remoto, excesivo, radicalmente diferente de lo que sucede a una gente “normal.”
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