Bernardo Rodríguez Galicia, Raúl Valadez Azúa
Dentro de un proyecto de salvamento arqueológico realizado en el antiguo cine Pathé, en el lado poniente del centro histórico de la Ciudad de México, se dio el hallazgo de diversos materiales de tradición mexica, así como conchas marinas, los restos óseos de un cánido y una figura zoomorfa en cerámica, del mismo animal. Todo esto fue descubierto al interior de una fosa construida a un lado de un antiguo canal del sistema hidráulico de la ciudad. El estudio de los restos óseos en el Laboratorio de Paleozoología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México permitió identificarlo como un perro (Canis lupus familiaris), raza xoloitzcuintle, producto de una cruza mixta, de año y medio de edad, sexo masculino, cuya cabeza medía aproximadamente 14 cm y con una alzada de 40.5 cm, dimensiones que le ubican como de talla media dentro de la colección de xoloitzcuintles arqueozoológicos prehispánicos que posee el Laboratorio de Paleozoología. En los restos se reconocieron además diversas marcas de corte, algunas profundas, otras superficiales, señales de cocimiento y de mordidas, lo cual se interpreta como resultado de un proceso de destazamiento, cocimiento, descarne y consumo. El contexto del hallazgo, junto con los datos tafonómicos, indican que el xoloitzcuintle fue sacrificado, preparado, ofrendada una parte y consumida la otra, todo con un objetivo ritual. A este respecto, la edad que tenía el perro al morir, uno de los momentos probables de su muerte, mayo o junio, la presencia de conchas, la figura zoomorfa y el ambiente chinampero en que se depositó, lleva a la propuesta de que el acto ritual tuvo como objetivo solicitar a los dioses su apoyo a fin de que las lluvias llegaran a tiempo y en un esquema propicio para asegurar que la labor de siembra tuviera éxito. Este empleo de un xoloitzcuintle coincide con textos coloniales donde se describe su uso como animal de sacrificio cuando se necesitaban lluvias y, por otro lado, sus características físicas se contraponen con otros relatos del siglo XVI en los que se les considera animales de casi metro y medio de alzada.
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