Sin lugar a dudas, para un abogado penalista que ama su profesión, es esencial el dominio de la dogmática penal, además de los valores humanos que lo deben caracterizar, ahora bien, el ritmo de vida es cambiante, por lo que, en el área de la administración de justicia urgen cambios, que pueden lograrse con profesionales capaces y éticos, para que este inicio del milenio se corresponda con una verdadera impartición de justicia.
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