Josep Capell Guiu, Laura Soucheiron
Cinco de cada seis personas que solicitan una reducción de jornada son mujeres. A menudo, son ellas quienes sacrifican sus carreras profesionales para dar prioridad a las responsabilidades familiares. Mientras que los hombres que solicitan una reducción de jornada debido a estas circunstancias sacrifican un promedio de 3.790,80€ al año, las mujeres sacrifican un promedio de 7.082,81€ al año. Así, la masa salarial sacrificada incrementa las brechas de género en las organizaciones y resalta la persistencia de los roles de género tradicionales. El cambio necesario requerirá del esfuerzo conjunto de individuos, empresas, gobiernos y la sociedad. La igualdad de género no es simplemente un objetivo ético, sino una cuestión económica y social fundamental. Un entorno laboral y una sociedad más equitativos no solo benefician a las mujeres, sino que enriquecen a toda la sociedad al aprovechar al máximo el talento y las habilidades de cada individuo.
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