La “crisis de la modernidad” y sus múltiples consecuencias sociales, políticas y ecológicas, son ampliamente reconocidas y asumidas por un sinfín de teóricos sociales que las han caracterizado a partir de distintos modos de adjetivación: de la modernidad líquida a la sociedad del riesgo global. Sin embargo, dichas críticas sociales suelen apoyarse en la misma base ontológica dualista que define a la modernidad misma. De esta forma la función crítica se choca con sus propios límites.Este artículo pretende centrarse en el análisis y discusión de dos corrientes teóricas que ponen en tensión el régimen de verdad moderno sustentado en el dualismo: sujeto-objeto, mente-cuerpo, teoría-praxis, naturaleza-cultura, etc. Me refiero a la perspectiva “no moderna” de Latour y la “opción de-colonial” de Mignolo. La pregunta articuladora será: ¿En qué sentido la “crisis de la modernidad” nos permite replantearnos la forma en que practicamos el conocimiento y, consecuentemente, nuestras opciones y formas de concebir la política?
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