El presente artículo presenta algunas reflexiones sobre el examen formal y su importancia para la formación integral del estudiante, desde la perspectiva aportada por la filosofía de la educación cristiana. Partiendo de la toma de conciencia del propósito de la educación cristiana, se discuten las implicaciones de la elaboración de exámenes y se identifican algunas razones por las cuales los instrumentos de evaluación no suelen ser transmisores de valores. Se incluyen algunas ideas de estrategias conducentes al aprecio y la percepción de valores por parte de los alumnos, para concluir con una reflexión final prospectiva sobre los alcances de una evaluación basada en parámetros bíblicos.
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