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Resumen de Voz propia, mirada oblicua y el peso de la historia en "Jacob’s Room", de Virginia Woolf

Lindsey Cordery

  • Virginia Woolf publicó dos novelas de corte más bien realista en cuanto a lo formal. Si bien había experimentado con un estilo más vanguardista en cuentos donde las posibilidades brindadas por el arte posimpresionista funcionan como claves para la lectura de los textos, es recién en 1920 que entiende que ha podido plasmar lo que venía buscando durante varios años: su voz propia. Su condición de mujer le dará otro lugar desde donde escribir y desarrollar una mirada oblicua. Es así que en 1922 publica Jacob’s Room, un texto que ensambla novela, poema, cuento y ensayo, un texto experimental sin andamios y ni un ladrillo a la vista, como expresó ella misma. Sin personajes fuertes, pero con decenas de personajes que entran y salen del texto, y una voz narradora con características inusuales, Virginia Woolf construye su elegía para la generación que se perdió en la Pri-mera Guerra Mundial y que caracterizó como «absurda ficción masculina». De modo sutil e irónico, denuncia al sistema patriarcal, y a través de diálogos, cortes y lagunas textuales nos revela la importancia de lo que no se dice. Jacob’s Room, su gran experimento vanguardista, le permitirá a Woolf adentrarse en su obra más madura.


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