Quien no conozca la Guajira y observe un mapa de ese territorio, se forma una idea errónea sobre su situación en lo que respecta al agua; figuran en todos esos mapas una cantidad de corrientes de aguas, y aun con nombres como el de “Río Jarira”, “Río Paraguachón”, “Río San Juan”, etc., que hacen pensar que el problema no es tal vez más que la distancia hasta esas “fuentes”; desafortunadamente ninguno de esos ríos lo es en realidad, y a excepción del Río Ranchería, de éste hacia el norte no hay ninguna corriente de agua permanente. En épocas de invierno, los arroyos se forman, en los meses de noviembre y mayo, pero hay años en que el invierno se reduce a unos seis aguaceros esporádicos, que hacen que se formen esos arroyos, y al día siguiente, o a las pocas horas ya no corre agua por ahí. El Paraguachón tiene agua durante todo el año pero sólo en un tramo de su longitud, pues, más abajo de Carraipía, sus aguas desaparecen por infiltración en las épocas de verano. Así pues, la situación del abastecimiento del agua en la Guajira, es más crítica de lo que inicialmente uno se imagina.
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