Este artículo plantea cómo en las relaciones de intimidad sexual pueden existir parámetros traumáticos profundos que emergen como contaminantes de la voluntad y el consentimiento. Dando lugar a la disociación que permite tener relaciones realmente no deseadas, pero aparentemente consentidas, generando un malestar profundo, que daña la autoestima, la confianza y la relación con el otro y con uno mismo. Muestra cómo en los estratos profundos de nuestro cerebro se instalan patrones para la supervivencia que fueron necesarios, pero en la actualidad requieren ser actualizados para una mejor adaptación y una recuperación de la salud. A través de diferentes ejemplos, atendidos en psicoterapia, se ilustra cómo este proceso se desarrolla despertando todo el mundo subcortical que busca proteger la integridad del individuo. Finalmente, se propone cómo la vuelta a la conexión, permite la integración y metabolización de la experiencia, que facilita el equilibrio emocional y la regulación del Sistema Nervioso.
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