Incluso los menos aficionados al fútbol sabemos que a ese deporte se juega con once jugadores en cada equipo, incluido el portero, y, al ver la foto oficial de un conocido equipo, con veintidós jugadores y hasta tres porteros cuando alguno de ellos apenas juega unos minutos en toda la competición, somos capaces de intuir la razón. Este equipo, sin duda entre los mejores del mundo, aspira a ganar todas las competiciones en las que participa en una temporada que puede hacerse muy larga; para ello, ha de tener en cuenta todas las posibles circunstancias que afectarán a su plantilla: lesiones, sanciones, fichajes, etc. Por lo tanto, debe tener un banquillo grande en cantidad y calidad, acorde a las aspiraciones del equipo, que le proporcione continuidad a su capacidad de juego.
Trasladando ese mismo razonamiento al terreno militar y si nos fijamos en el «banquillo» que tiene el que podemos considerar el mejor Ejército del mundo, el de los EE. UU. —que también aspira a vencer en todos los conflictos en los que participa—, vemos que tiene una reserva del Ejército de Tierra de 189 500 reservistas cuando sus miembros en servicio activo son 485 000, y, además, dispone de una reserva nacional de 336 000 miembros. Esta reserva del Ejército de Tierra está organizada y cuenta con materiales similares a los de las unidades en servicio activo, como por ejemplo los helicópteros Apache.
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