"Me sentía estrechamente vigilado por los guardias civiles. Y enfrente, un capitán, que me miraba fijamente, casi obsesivamente... Tuve la sensación del hombre condenado a muerte. Se me reprodujo el Chile de Pinochet, la caída de Allende... Pensé que nos llevarían a un Estadio, al Bernabéu, y que quizás algunos ni llegaríamos... Experimenté la solidaridad inesperada de diputados a quienes hasta ese momento consideraba adversarios: Areilza, Aizpún "tú esta noche, si salimos de aquí, vendrás a dormir a mi casa", me dijo. Y Fraga: "Sabe usted que nunca le he tenido simpatía, señor Bandrés, pero esté seguro de que no le pasará nada... ¡me lo he propuesto desde el primer momento!"...
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