Al tomar conocimiento de que el presidente Arturo Frondizi había decidido realizar una gira por Europa entre junio y julio de 1960, el gobierno británico tomó la decisión de extenderle una invitación al Reino Unido para no desentonar con las cursadas por los demás países europeos, especialmente Alemania y Francia. Se trató de una visita “oficial” como huésped del gobierno británico, no una “visita de estado”, pero el hecho de que incluyera un banquete ofrecido por la reina Isabel II dejó al presidente argentino y su comitiva muy halagados.El objetivo de Frondizi fue tratar de conseguir créditos a largo plazo e inversiones británicas para la Argentina. Sabía que lo primero era muy difícil debido a las gestiones ya realizadas por el embajador argentino en Londres. De todas maneras, el presidente hizo un extraordinario esfuerzo ante miembros del gobierno británico y de la City de Londres y en las reuniones con empresarios para infundir confianza en su política económica y en el trato que la ley confería a los inversores. No obtuvo la asistencia financiera en gran escala que pretendía, pero logró un cambio radical en la percepción británica de la situación de la Argentina que no ocurría desde muchos años atrás.
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