Cuando dejó las lecturas infantiles, Delmira leyó a Baudelaire, Edgar Allan Poe, los simbolistas franceses,1 Gabriel D’Annunzio,a los modernistas en general y muy especialmente a Rubén Darío, a sus contemporáneos de la Generación del Novecientos, y, como todos ellos, a Nietzsche. En forma temprana desarrolló una visión compleja del mundo y la existencia y una actitud crítica hacia su condición de escritora. Escribió mucho, en forma incontenible y caótica según dan testimonio los manuscritos que guarda el Archivo Delmira Agustini de la Biblioteca Nacional.
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