La política económica anticíclica, ajustada entre lo monetario y lo fiscal, ha permitido una salida bastante rápida y honorable a la crisis de la COVID. Sus parámetros están en el lado opuesto de las recetas austericidas que se aplicaron en la Gran Recesión y han dado mejores resultados para el conjunto de la ciudadanía europea. Sin embargo, los "halcones" se quieren tomar venganza y propugnan la vuelta a las políticas procíclicas de antaño con un punto de contradicción, ya que se pone en marcha una política monetaria restrictiva impulsada por los bancos centrales, pautas fiscales estrictas para reducir la deuda y el déficit, y al mismo tiempo se persiste en las inversiones públicas como los fondos next generation.
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